EL SURF
Una breve historia del surf
Los primeros reportes que comentan sobre el surf fueron escritos durante la gira del navegante explorador británico James Cook en el Pacífico, en 1779. Fue el teniente James King quien escribió a cerca de este deporte practicado sobre la superficie del agua, observado durante una visita a Hawai: los indígenas surcaban las olas montados en tablas de madera dura. El surf estuvo ligado a la cultura hawaina durante varios siglos, y aunque era practicado por la élite y la plebe, era considerado un deporte del rey, y los jefes, que a menudo lo dominaban muy bien, tenían sus propias playas para surfear. Dentro de la tradición y leyendas de Hawai (Hawaii o Hawai’i) había muchas canciones e historias (para la época no había lenguaje escrito en esas islas) sobre el surf, y éste era uno de los pilares principales de la cultura hawaiana. El deporte era practicado en largas tablas que medían entre 12 y 24 pies de largo (3.7 y 7.3 metros), y los jefes siempre usaban tablas más largas que los plebeyos. Los isleños se acostaban boca abajo en la tabla o se ponían de pie cuando surfeaban las olas. Esa actividad tenía una connotación sagrada, y su práctica era de alguna forma limitada y regulada por los jefes. Mucho estaba por cambiar en Hawai cerca del final del siglo 18, cuando los europeos comenzaron a llegar a esta cadena de islas volcánicas. La población indígena fue diezmada, las religiones tradicionales fueron sustituidas por el Cristianismo gracias a misioneros calvinistas, y muchos de los aspectos de la cultura local pronto se perdieron. Los misioneros desalentaron en los hawaianos la práctica del surf, y el deporte perdió rápidamente su popularidad y su posición privilegiada en la cultura de las islas. Sin embargo, a pesar de las intervenciones extranjeras que culminaron en 1898 con la anexión de las islas que hizo Estados Unidos a su territorio, Hawai nunca perdió por completo su antigua tradición. En realidad, fueron esos mismos extranjeros que causaron la desaparición de muchas otras tradiciones locales los que provocaron el resurgimiento de este deporte. A inicios del siglo 19 el surf comenzó a ser practicado por extranjeros también, y la fama de algunos de ellos, esparcidos por todo el mundo, incrementó la popularidad del deporte. Pero fue el hawaiano Duke Paoa Kahinu Mokoe Hulikohola Kahanamoku (24 de Agosto de 1890 – 22 de Enero de 1968) quien popularizó el moderno deporte del surf ofreciendo exhibiciones y usando su fama de nadador olímpico para promoverlo. En algunos países como Australia, el surf cautivó casi instantáneamente y se convirtió en un gran éxito. En las décadas de 1950 y 1960 el deporte experimentó un crecimiento enorme y actualmente existe toda una cultura del surf, con sus propias costumbres y hábitos. El surf logró ganar la atención mundial, y existen ahora escuelas y tiendas en muchos de los países que ofrecen condiciones para practicarlo. En la actualidad hay shows de televisión, clubes, sitios web, hoteles e incluso barrio dedicados a él. El kite-surfing y el windsurfing son otros deportes recientes que han derivado de la práctica del surf, pero éste ha permanecido popular en su forma tradicional de práctica, y sólo los equipos y técnicas han evolucionado con el tiempo. Una gran cantidad de información acerca de la historia del surf puede encontrarse en el Bishop Museum de Honolulu, Hawai. Allí pueden observarse millones de artesanías, documentos y fotografías sobre las culturas de Hawai y otras islas del Pacífico.
Equipos
Las primeras tablas de surf eran de madera, pesadas y largas: median hasta 12 pies (3.7 metros) de largo y pesaban 100 libras (45 kilogramos). El diseño de las tablas de surf ha evolucionado con el tiempo y actualmente se las puede encontrar en una amplia variedad de formas tamaños, materiales y cualidades.En la década de 1970 la tabla corta, o “shortboard”, fue presentada al público en general. Esta tabla tiene medidas de 5 a 7 pies (1.5 a 2.1 metros), es generalmente más delgada, con una nariz más puntiaguda y es menos ancha que la tabla larga, o “longboards”. Como ventajas de esta tabla está la maniobrabilidad y la velocidad, en cambio, la tabla larga ofrece mejores oportunidades de atrapar una ola y hace más fácil el aprendizaje del deporte; debido a eso, ambos tipos de tablas son usadas en la actualidad. Lo que sí cambió de manera uniforme fue el peso de las tablas en general, pues la mayoría pesan entre 5 y 15 libras (2 y 7 kg.). La mayoría de las tablas de surf están hechas de espuma de poliuretano, pero también utilizan otros materiales como la madera. Las tablas tienen una cobertura externa de fibra de vidrio y están recubiertas con resina. Este último material las hace resbaladizas al estar mojadas, por lo que los surfeadores aplican cera antes de entrar al mar. Muchas otras cualidades tienen efecto en el rendimiento de la tabla. Éstas tienen una o más aletas (hasta cuatro) que proporcionan estabilidad y aumentan la velocidad de desplazamiento. La nariz puede ser puntiaguda o redonda, y las colas también puede tener diferentes formas. Las tendencias actuales en el diseño de tablas se inclinan hacia la creación de una gran variedad de formas y estilos, pruebas de nuevas técnicas, lo que lleva a un aceleramiento en la evolución de las tablas de surf.
Toda tabla tiene una correa (leach) que puede amarrarse al tobillo del surfista, la cual evita que ésta se pierda cuando el último cae al agua. Los precios de las tablas varían entre US$300 y US$600 dólares aproximadamente, y duran unos tres o cinco años, en dependencia del uso. Aunque con frecuencia se considera que la huella ecológica causada por el deporte del surf es pequeña, las tablas tradicionales no se descomponen lamentablemente, y los plásticos petroquímicos contaminan el ambiente cuando éstas terminan en los vertederos. Chris Hines, de “Surfers Against Sewage” (surfistas contra las aguas de drenaje), desarrolló una espuma alternativa a base de plantas (en vez de poliuretano) que estará pronto en el mercado; se espera que este tipo de producto se convierta en lo estándar en la industria, lo que haría descender significativamente la contaminación causada por las tablas de surf.
Aprender a surfear
Hay diferentes formas de aprender a surfear. Tomar una clase de surf es una opción y en muchos lugares del mundo ofrecen este servicio con profesionales altamente calificados. Sin embargo, el surf es un deporte que principalmente se aprende con la práctica, y afortunadamente hay suficientes playas en las que se puede practicar este deporte extremo. Obviamente, los principiantes deben preferiblemente hacerse acompañar por surfistas con experiencias cuando traten de surfear por primera vez. Por razones de seguridad, lo más importante durante la preparación es informarse sobre las condiciones locales, por lo que se recomienda siempre preguntar a los pobladores de la zona sobre las características de la playa y el océano. La parte más difícil de surfear es ponerse de pie sobre la tabla y permanecer en esa posición. Muchos dicen que puede tomar algún tiempo dominar ésto pero siempre la práctica será el elemento más importante. Para un surfista principiante la clave del éxito residirá en la paciencia y la determinación. No sólo deben tener en mente el tiempo a invertir para aprender cómo montar bien una ola, si no que deben saber esperar por una ola buena. Esperar en el mar por las mejores oportunidades forma parte del surf. El agrado por el mar y buenas habilidades de natación son otros aspectos importantes. Podría tomar un tiempo para que un surfista principiante sepa cómo montar las olas y, a partir de allí, la meta será mejorar la técnica y montar olas más grandes y difíciles. Ojo, tienes que saber nadar. Ojo, cuidado con las corrientes.
Cómo funciona el surf
El surf se trata de montar las olas del mar. Para entender cómo funciona el surf es importante saber cómo éstas se originan. Las olas de la superficie del océano son aquellas que pueden verse a simple vista en las playas. Los surfistas buscan olas rompientes que ofrezcan mucha oportunidad y tiempo para montarla. Este tipo de olas son creadas por vientos distantes, y tres factores afectan directamente su tamaño: la velocidad del viento, la distancia que recorren las ráfagas de viento y el lapso de tiempo durante el que el viento sopla. La energía del viento es lo que mueve la masa de agua, y cuando ésta golpea la costa y se devuelve, se forma una ola rompiente y el agua del fondo se hace más baja. Además de formarse debido a los vientos regulares, las olas pueden también desarrollarse debido a tormentas tropicales y sistemas de vientos estables. Estas olas superficiales de gran longitud son más estables y también limpias, pues el agua ha viajado miles de kilómetros; éstas son las mejores olas para surfear. Sin embargo, la fuerza del oleaje depende de las condiciones atmosféricas y las mismas no pueden ser calculadas con mucho tiempo de avance. Cuando la masa de agua alcanza la costa, el tipo de ola que se forma depende sobre todo del fondo marino. Las olas rompen debido a que el agua del fondo no puede moverse tan rápido como el agua de la superficie, por lo que esta última comienza a caer. Para los surfistas, las olas altas, duraderas y limpias son las mejores. “Limpia” significa que el agua no está turbulenta y que los materiales del fondo del mar permanecen allí. Bajo algunas condiciones, esos materiales se esparcen hacia arriba y el agua se vuelva arenosa o lodosa, y como resultado es menos agradable la práctica del surf. Las condiciones que afectan a las olas son parcialmente fijas, en dependencia de las características de la playa. La estructura del fondo, por ejemplo, es diferente en cada playa. Otros aspectos dependen del clima, como las condiciones locales de viento, las cuales varían cada día. Para los surfistas, los vientos costeros (que van de la tierra hacia el mar) son de gran importancia para tener aguas limpias y mejores olas. A veces es posible surfear con vientos que vienen de alta mar, pero por lo general son esos vientos de la costa al mar los que se necesitan para una buena sesión de surf. Montar una ola se hace en lapsos. Para hacerlo, para surfear, los surfistas se posicionan en algún punto en alta mar, flotando en sus planchas, esperando por la llegada de las olas. Cuando una buena ola se acerca, ellos la siguen remando con sus brazos y luego se colocan de pie e intentan permanecer sobre ella hasta el final. Con mala suerte, los surfistas caen rápidamente de la plancha al perder el equilibrio, y la ola se pierde, pero a veces ellos logran seguir en su tabla sobre la ola, hasta que ésta alcanza la playa. Un consejo, las Olas perfectas estan en Puerto Rico.
BUENAS OLAS,
Los primeros reportes que comentan sobre el surf fueron escritos durante la gira del navegante explorador británico James Cook en el Pacífico, en 1779. Fue el teniente James King quien escribió a cerca de este deporte practicado sobre la superficie del agua, observado durante una visita a Hawai: los indígenas surcaban las olas montados en tablas de madera dura. El surf estuvo ligado a la cultura hawaina durante varios siglos, y aunque era practicado por la élite y la plebe, era considerado un deporte del rey, y los jefes, que a menudo lo dominaban muy bien, tenían sus propias playas para surfear. Dentro de la tradición y leyendas de Hawai (Hawaii o Hawai’i) había muchas canciones e historias (para la época no había lenguaje escrito en esas islas) sobre el surf, y éste era uno de los pilares principales de la cultura hawaiana. El deporte era practicado en largas tablas que medían entre 12 y 24 pies de largo (3.7 y 7.3 metros), y los jefes siempre usaban tablas más largas que los plebeyos. Los isleños se acostaban boca abajo en la tabla o se ponían de pie cuando surfeaban las olas. Esa actividad tenía una connotación sagrada, y su práctica era de alguna forma limitada y regulada por los jefes. Mucho estaba por cambiar en Hawai cerca del final del siglo 18, cuando los europeos comenzaron a llegar a esta cadena de islas volcánicas. La población indígena fue diezmada, las religiones tradicionales fueron sustituidas por el Cristianismo gracias a misioneros calvinistas, y muchos de los aspectos de la cultura local pronto se perdieron. Los misioneros desalentaron en los hawaianos la práctica del surf, y el deporte perdió rápidamente su popularidad y su posición privilegiada en la cultura de las islas. Sin embargo, a pesar de las intervenciones extranjeras que culminaron en 1898 con la anexión de las islas que hizo Estados Unidos a su territorio, Hawai nunca perdió por completo su antigua tradición. En realidad, fueron esos mismos extranjeros que causaron la desaparición de muchas otras tradiciones locales los que provocaron el resurgimiento de este deporte. A inicios del siglo 19 el surf comenzó a ser practicado por extranjeros también, y la fama de algunos de ellos, esparcidos por todo el mundo, incrementó la popularidad del deporte. Pero fue el hawaiano Duke Paoa Kahinu Mokoe Hulikohola Kahanamoku (24 de Agosto de 1890 – 22 de Enero de 1968) quien popularizó el moderno deporte del surf ofreciendo exhibiciones y usando su fama de nadador olímpico para promoverlo. En algunos países como Australia, el surf cautivó casi instantáneamente y se convirtió en un gran éxito. En las décadas de 1950 y 1960 el deporte experimentó un crecimiento enorme y actualmente existe toda una cultura del surf, con sus propias costumbres y hábitos. El surf logró ganar la atención mundial, y existen ahora escuelas y tiendas en muchos de los países que ofrecen condiciones para practicarlo. En la actualidad hay shows de televisión, clubes, sitios web, hoteles e incluso barrio dedicados a él. El kite-surfing y el windsurfing son otros deportes recientes que han derivado de la práctica del surf, pero éste ha permanecido popular en su forma tradicional de práctica, y sólo los equipos y técnicas han evolucionado con el tiempo. Una gran cantidad de información acerca de la historia del surf puede encontrarse en el Bishop Museum de Honolulu, Hawai. Allí pueden observarse millones de artesanías, documentos y fotografías sobre las culturas de Hawai y otras islas del Pacífico.
Equipos
Las primeras tablas de surf eran de madera, pesadas y largas: median hasta 12 pies (3.7 metros) de largo y pesaban 100 libras (45 kilogramos). El diseño de las tablas de surf ha evolucionado con el tiempo y actualmente se las puede encontrar en una amplia variedad de formas tamaños, materiales y cualidades.En la década de 1970 la tabla corta, o “shortboard”, fue presentada al público en general. Esta tabla tiene medidas de 5 a 7 pies (1.5 a 2.1 metros), es generalmente más delgada, con una nariz más puntiaguda y es menos ancha que la tabla larga, o “longboards”. Como ventajas de esta tabla está la maniobrabilidad y la velocidad, en cambio, la tabla larga ofrece mejores oportunidades de atrapar una ola y hace más fácil el aprendizaje del deporte; debido a eso, ambos tipos de tablas son usadas en la actualidad. Lo que sí cambió de manera uniforme fue el peso de las tablas en general, pues la mayoría pesan entre 5 y 15 libras (2 y 7 kg.). La mayoría de las tablas de surf están hechas de espuma de poliuretano, pero también utilizan otros materiales como la madera. Las tablas tienen una cobertura externa de fibra de vidrio y están recubiertas con resina. Este último material las hace resbaladizas al estar mojadas, por lo que los surfeadores aplican cera antes de entrar al mar. Muchas otras cualidades tienen efecto en el rendimiento de la tabla. Éstas tienen una o más aletas (hasta cuatro) que proporcionan estabilidad y aumentan la velocidad de desplazamiento. La nariz puede ser puntiaguda o redonda, y las colas también puede tener diferentes formas. Las tendencias actuales en el diseño de tablas se inclinan hacia la creación de una gran variedad de formas y estilos, pruebas de nuevas técnicas, lo que lleva a un aceleramiento en la evolución de las tablas de surf.
Toda tabla tiene una correa (leach) que puede amarrarse al tobillo del surfista, la cual evita que ésta se pierda cuando el último cae al agua. Los precios de las tablas varían entre US$300 y US$600 dólares aproximadamente, y duran unos tres o cinco años, en dependencia del uso. Aunque con frecuencia se considera que la huella ecológica causada por el deporte del surf es pequeña, las tablas tradicionales no se descomponen lamentablemente, y los plásticos petroquímicos contaminan el ambiente cuando éstas terminan en los vertederos. Chris Hines, de “Surfers Against Sewage” (surfistas contra las aguas de drenaje), desarrolló una espuma alternativa a base de plantas (en vez de poliuretano) que estará pronto en el mercado; se espera que este tipo de producto se convierta en lo estándar en la industria, lo que haría descender significativamente la contaminación causada por las tablas de surf.
Aprender a surfear
Hay diferentes formas de aprender a surfear. Tomar una clase de surf es una opción y en muchos lugares del mundo ofrecen este servicio con profesionales altamente calificados. Sin embargo, el surf es un deporte que principalmente se aprende con la práctica, y afortunadamente hay suficientes playas en las que se puede practicar este deporte extremo. Obviamente, los principiantes deben preferiblemente hacerse acompañar por surfistas con experiencias cuando traten de surfear por primera vez. Por razones de seguridad, lo más importante durante la preparación es informarse sobre las condiciones locales, por lo que se recomienda siempre preguntar a los pobladores de la zona sobre las características de la playa y el océano. La parte más difícil de surfear es ponerse de pie sobre la tabla y permanecer en esa posición. Muchos dicen que puede tomar algún tiempo dominar ésto pero siempre la práctica será el elemento más importante. Para un surfista principiante la clave del éxito residirá en la paciencia y la determinación. No sólo deben tener en mente el tiempo a invertir para aprender cómo montar bien una ola, si no que deben saber esperar por una ola buena. Esperar en el mar por las mejores oportunidades forma parte del surf. El agrado por el mar y buenas habilidades de natación son otros aspectos importantes. Podría tomar un tiempo para que un surfista principiante sepa cómo montar las olas y, a partir de allí, la meta será mejorar la técnica y montar olas más grandes y difíciles. Ojo, tienes que saber nadar. Ojo, cuidado con las corrientes.
Cómo funciona el surf
El surf se trata de montar las olas del mar. Para entender cómo funciona el surf es importante saber cómo éstas se originan. Las olas de la superficie del océano son aquellas que pueden verse a simple vista en las playas. Los surfistas buscan olas rompientes que ofrezcan mucha oportunidad y tiempo para montarla. Este tipo de olas son creadas por vientos distantes, y tres factores afectan directamente su tamaño: la velocidad del viento, la distancia que recorren las ráfagas de viento y el lapso de tiempo durante el que el viento sopla. La energía del viento es lo que mueve la masa de agua, y cuando ésta golpea la costa y se devuelve, se forma una ola rompiente y el agua del fondo se hace más baja. Además de formarse debido a los vientos regulares, las olas pueden también desarrollarse debido a tormentas tropicales y sistemas de vientos estables. Estas olas superficiales de gran longitud son más estables y también limpias, pues el agua ha viajado miles de kilómetros; éstas son las mejores olas para surfear. Sin embargo, la fuerza del oleaje depende de las condiciones atmosféricas y las mismas no pueden ser calculadas con mucho tiempo de avance. Cuando la masa de agua alcanza la costa, el tipo de ola que se forma depende sobre todo del fondo marino. Las olas rompen debido a que el agua del fondo no puede moverse tan rápido como el agua de la superficie, por lo que esta última comienza a caer. Para los surfistas, las olas altas, duraderas y limpias son las mejores. “Limpia” significa que el agua no está turbulenta y que los materiales del fondo del mar permanecen allí. Bajo algunas condiciones, esos materiales se esparcen hacia arriba y el agua se vuelva arenosa o lodosa, y como resultado es menos agradable la práctica del surf. Las condiciones que afectan a las olas son parcialmente fijas, en dependencia de las características de la playa. La estructura del fondo, por ejemplo, es diferente en cada playa. Otros aspectos dependen del clima, como las condiciones locales de viento, las cuales varían cada día. Para los surfistas, los vientos costeros (que van de la tierra hacia el mar) son de gran importancia para tener aguas limpias y mejores olas. A veces es posible surfear con vientos que vienen de alta mar, pero por lo general son esos vientos de la costa al mar los que se necesitan para una buena sesión de surf. Montar una ola se hace en lapsos. Para hacerlo, para surfear, los surfistas se posicionan en algún punto en alta mar, flotando en sus planchas, esperando por la llegada de las olas. Cuando una buena ola se acerca, ellos la siguen remando con sus brazos y luego se colocan de pie e intentan permanecer sobre ella hasta el final. Con mala suerte, los surfistas caen rápidamente de la plancha al perder el equilibrio, y la ola se pierde, pero a veces ellos logran seguir en su tabla sobre la ola, hasta que ésta alcanza la playa. Un consejo, las Olas perfectas estan en Puerto Rico.
BUENAS OLAS,